¿POR QUÉ A LA MAYORÍA DE LOS ALUMNOS NO LES GUSTA ENCENDER LA CÁMARA EN LAS CLASES TELEMÁTICAS?

Además de lo que pueda parecer evidente para los profesores, es decir, que el alumno no quiere encender la cámara pues así no tiene por qué prestar atención a la clase y puede estar haciendo lo que le apetezca mientras el profesor imparte su materia, y creo que, sin negar que puede haber algún caso en que esta sea la causa, existe una razón más profunda, una razón relacionada con un deseo de proteger nuestra intimidad e, incluso, con una cierta vergüenza a exponer nuestro mundo privado.

La mayoría de nosotros, para evitar ruidos y la presencia de otros miembros de la familia, estamos en nuestra habitación cuando nos conectamos para las clases telemáticas y nuestra habitación es eso, nuestra. En ella están nuestras cosas: nuestras fotos, nuestros adornos, nuestros recuerdos de infancia… Es nuestro refugio, nuestro lugar privado y a mí me parece que, de manera consciente o inconsciente, no queremos mostrárselo a un pro
fesor.

Si a muchos no nos gusta que nuestros padres entren en nuestra habitación, ¿cómo vamos a querer que lo haga un profesor a través de la cámara? Si discutimos con nuestros hermanos porque “fisgonean” en nuestra habitación o en nuestras cosas, ¿cómo nos va a gustar que pueda hacerlo un profesor?

Un profesor no forma parte de nuestro mundo íntimo sino del instituto, o sea, de nuestro ámbito “laboral”, donde nadie muestra su parte más privada. En una clase presencial, el profesor solo ve nuestra faceta de alumno más o menos interesado en su asignatura pero, en las clases telemáticas, la cámara encendida le da acceso a nuestra parte más reservada, a una parte que la mayoría de nosotros no queremos que conozca porque solo la compartimos con nuestros amigos y, a veces, ni siquiera con todos ellos.

En resumen, opino que el hecho de no querer tener la cámara encendida no se debe solo ni fundamentalmente a la falta de interés por una asignatura sino a la existencia de un sentimiento de que, a través de la cámara, entran en nuestro mundo privado personas ajenas a él con las que no queremos compartirlo.